; Guia - Primera Infancia


a. Lactancia materna





Importancia:

La lactancia materna durante 6 meses es una forma de proporcionar un alimento ideal para el crecimiento y el desarrollo sanos de los lactantes, adaptándose a sus necesidades; también es parte integrante del proceso reproductivo, con repercusiones importantes en la salud de las madres.

El inicio de la lactancia debe ser precoz, ya en el paritorio, favorece así la producción láctea y reforzando el vínculo madre e hijo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda ofrecer leche materna de manera exclusiva hasta los seis meses de vida del bebé y a partir de los 6 meses acompañarla de una alimentación adecuada (alimentación complementaria) hasta los 24 meses o más.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), hay que darle pecho al bebé tan pronto nazca y no es necesario darle chupos, ni agüitas, ni tecitos. “Al darle aguas, tés o jugos en los primeros seis meses, se aumenta el riesgo de diarreas y otras infecciones además de disminuir la leche de la madre. Por eso no necesita coladas, ni jugos, ni otro alimento.

Beneficios:

Para la madre:

  • Menos riesgo de anemia, hipertensión y depresión en el postparto. Reduce las necesidades de insulina en madres diabéticas y normaliza antes el metabolismo de las madres que han tenido diabetes gestacional.
  • Ayuda a la recuperación tras el parto. El estímulo hormonal hace que el útero se contraiga más rápidamente (entuertos), disminuye la pérdida de sangre en los días posteriores al parto y mejora la posible anemia.
  • Alimento listo para su uso, en cualquier sitio, a cualquier hora, siempre en cantidad y temperatura adecuada.
  • Haber dado el pecho protege a la madre contra cáncer de mama, ovario y osteoporosis.
  • Favorece el vínculo madre-hijo.

Para el bebé:

  • El calostro es la primera leche que produce la madre después del parto, lo protege contra infecciones, enfermedades y es un laxante natural para el recién nacido.
  • La leche materna favorece la liberación de la hormona de crecimiento y un óptimo desarrollo cerebral, fisiológico e inmunológico del bebe.
  • La leche materna protege al niño de alergias, enfermedades de la piel, desnutrición, obesidad, diabetes juvenil y deficiencia de micronutrientes; además los protege de enfermedades respiratorias (catarros, bronquiolitis, bronquitis, neumonía, otitis, etc.). La leche materna tapiza el intestino del bebé protegiéndolo frente a los patógenos.
  • Es rica en hierro que se digiere mejor que el de la leche de fórmula, y la proporción de calcio y fósforo es adecuada para su edad
  • Se relaciona con la inteligencia cognitiva y emocional. Dar de mamar transmite al bebé seguridad afectiva y esto repercute en su autoestima y en su empatía hacia las necesidades de las demás personas en el futuro.
  • Previene enfermedades en la edad adulta: diabetes, hipercolesterolemia, coronariopatías, cáncer.

Para la sociedad:

  • Disminuye los gastos en salud.
  • Las madres que amamantan contribuyen a que el país tenga niños más sanos, inteligentes y seguros de sí mismos.
  • Disminuye la morbilidad y mortalidad infantil:
  • La lactancia materna es ecológica, es un recurso natural y renovable.

Tipos de leche materna:

  • El calostro: Es la leche de los primeros días, contiene gran cantidad de proteínas, vitaminas e inmunoglobulinas que pasan a la sangre a través del intestino del lactante. El calostro es suficiente para alimentarlo, puesto que su estómago es muy pequeño y sus necesidades se satisfacen con pocas cantidades y en tomas frecuentes.
  • La leche de transición: Es la leche que se produce entre la primera y segunda semana postparto, esta leche va variando día a día, hasta adoptar las características de la leche madura
  • La leche madura: Varía su composición a lo largo de la toma, la del principio es más “aguada” (rica en lactosa) para calmar la sed y la cantidad de grasa va aumentando a medida que sale la leche, concentrándose al final de la toma; cosa que provoca la saciedad del bebé. Por eso es conveniente vaciar el primer pecho antes de ofrecer el segundo sin limitar el tiempo de la toma.

Técnicas de amamantamiento:

Agarre: Roce el pezón con el labio superior del bebé para estimularlo y espere que el bebé abra bien su boca y agarre una buena parte del pecho hasta la areola. Acércate el bebé al pecho y no el pecho al bebé.

El agarre es correcto cuando:

  • Su boca está bien abierta.
  • Su labio inferior está hacia afuera.
  • El mentón del bebé toca el pecho.
  • Se ve más areola por arriba que por debajo de la boca.

Si él bebe succiona débilmente (usualmente asociado a analgesia obstétrica), probablemente tiene todavía los efectos de medicamentos y se duerme antes de mamar lo suficiente.

Se recomienda desabrigar al bebé y ponerlo sobre el pecho de su madre, piel a piel, estimularlo con masajes suaves en la espalda de abajo hacia arriba, dejar que explore los pechos, usualmente aprenden a succionar por su propia cuenta, no se debe ofrecer biberón. Esperar con paciencia que manifieste su deseo de mamar.

Postura: La postura que adopte la madre dependerá de sus preferencias y de las circunstancias en las que se alimenta al bebé, pero lo importante es que estés cómoda y el agarre al pecho sea correcto, para lo cual la cabeza y el cuerpo del bebé tienen que estar alineados, “barriga con barriga”.

Existen diversas posturas posibles (tumbados, sentados, etc.), pero todas tienen en común algunos pasos:

  • En primer lugar, ambos deben estar en una postura cómoda, en un ambiente tranquilo y agradable, al menos los primeros días en que aún tienen poca experiencia.
  • El cuerpo de la madre y del lactante deben estar muy juntos, “barriga con barriga”.
  • La cabeza y cuerpo del bebé se encontrarán alineados, de manera que no tenga que estirar el cuello para alcanzar el pecho ni encogerse, sino que la cara mire directamente hacia la mama, con la nariz a la altura del pezón.
  • Estimular suavemente la boca del bebé para que la abra, y cuando esto suceda, acercar su cabeza hacia el pecho delicadamente.
  • Comprobar que el lactante abarca con su boca gran parte de la areola, que ha sellado bien sus labios, y que realiza movimientos de succión.
  • Cuando suelte un pecho, se le puede ofrecer el otro, aunque hay algunos que quedan saciados sólo con la toma de un pecho y no cogerán el otro hasta la siguiente toma.

Frecuencia y duración de tomas:

  • El bebé debe lactar a demanda (cuando él bebe pida y el tiempo que quiera), de día y de noche (8 a 12 veces en 24 horas, en promedio). Lactar por la noche incrementa la producción de leche.
  • No hay un patrón de alimentación para el bebé, a algunos les puede bastar 10 minutos por lactada y a otros 30 minutos o más.
  • Si el bebé se duerme al pecho o parece que no está comiendo ya, se debe desprender suavemente, haciendo vacío con el meñique, para evitar la maceración del pezón y la aparición de estrías.
  • Es aconsejable facilitarle el eructo tras la toma, para lo cual basta con mantenerlo erguido y apoyado sobre tu hombro dándole un suave masaje sobre la espalda (no es necesario darle golpecitos). Si la toma ha sido tranquila, sin tragar aire, es probable que no necesite eructar por lo que, tras dos minutos, no insistas más.

Técnica de extracción

La extracción de leche puede hacerse de forma manual o con una bomba extractora. Antes de manipular el pecho es importante lavarse siempre las manos; sin embargo, no es necesario lavar el pecho antes de la extracción, es suficiente con la ducha habitual. Tanto si se va a extraer la leche de forma manual como con bomba, se debe primero preparar el pecho para facilitar la extracción, estimulando la bajada la leche.

Para ello se deben seguir tres pasos:

  1. Masajear: El masaje se realiza oprimiendo firmemente el pecho hacia la caja torácica (costillas), usando un movimiento circular con los dedos en un mismo punto, sin deslizar los dedos sobre la piel. Después de unos segundos se va cambiando hacia otra zona del seno.
  2. Frotar: el pecho cuidadosamente desde la parte superior hacia el pezón, de modo que produzca un cosquilleo. Continuar con este movimiento desde la parte de fuera del pecho hacia el pezón, por todo el alrededor.
  3. Sacudir: ambos pechos suavemente inclinándose hacia delante.

Pasos de extracción manual:

  1. Se coloca el pulgar y los dedos índice y medio formando una letra “C” a unos 3 o 4 cm por detrás del pezón (no tiene que coincidir forzosamente con el final de la areola). Evite que el pecho descanse sobre la mano como si ésta fuera una taza.
  2. Empujar los dedos hacia atrás (hacia las costillas), sin separarlos. Para pechos grandes o caídos, conviene levantarlos antes de empujar
  3. Hay que rodar los dedos y el pulgar hacia el pezón, del modo en que se imprimen en un papel las huellas digitales (que rueden pero que no se deslicen.). Observe en el dibujo la posición de las uñas.
  4. Repita rítmicamente para vaciar los depósitos (coloque los dedos, empujándolos hacia adentro, ruédelos.).
  5. Rote la posición de los dedos para vaciar otras partes del pecho. Utilice ambas manos en cada pecho.

Extraer leche materna con válvula

El procedimiento que se debe seguir y los tiempos son los mismos que para la extracción manual, salvo que la leche se extrae con una bomba.

 Existen varios tipos de bombas. Como norma general, una bomba debe realizar la succión de modo intermitente y la fuerza de succión debe ser regulable. Las hay manuales y eléctricas, bien de pilas o con conexión a la red eléctrica. Si se va a tener que extraer leche de forma habitual durante un tiempo, resultan más cómodas estas últimas. También existen otras bombas eléctricas más grandes y de mayor eficacia

Almacenamiento de la leche materna:

  • Puedes usar recipientes de boca ancha, tamaño adecuado, fáciles de cerrar y de limpiar y de uso alimentario; además de biberones y bolsas específicas para este uso. Limpieza de los recipientes: lavado normal y secar, una vez al día esterilizar o lavar en lavavajillas
  • Es posible que la leche tenga aspecto de “cortada”, agita el recipiente antes de usarla.
  • Para congelar la leche, enfríala antes en nevera y guarda en pequeñas cantidades (60–120 cc) para así descongelar lo que el bebé vaya a tomar.
  • Etiqueta los envases con la fecha de extracción para usar siempre la leche más antigua.

Utilización de la leche congelada:

  • Descongelar despacio en la nevera. Una vez descongelada se puede conservar en la nevera 24 horas, si no se utiliza hay que tirarla.
  • Calentar la leche en un recipiente con agua caliente, fuera del fuego, hasta que esté tibia (36ºC). Si se ha calentado y no se ha utilizado, hay que tirarla. La leche no debe hervir ni calentarse en microondas.
  • Para utilizar la leche materna de manera urgente, lo mejor es descongelarla introduciendo el envase de la leche en un recipiente con agua fría, luego tibia y por último caliente hasta alcanzar la temperatura adecuada.

Conservación de la leche materna:

La leche materna, es decir sin ningún proceso de pasteurización, se puede conservar:

  • A temperatura ambiente: hasta por 4 horas, dentro de un recipiente tapado, con agua a un nivel que no cubra totalmente el frasco, en un lugar fresco y protegido de la luz.
  • Refrigeración: en la nevera colocar el frasco bien tapado y rotulado durante 12 horas.
  • Congelación: hasta por 15 días.

Se recomienda no colocar los frascos en la pared de la nevera y no abrirla cada momento, esto evita los cambios de temperatura que pueden ocasionar que la leche materna se contamine y descomponga.

Problemas frecuentes durante la lactancia materna:

Producir poca leche: En general, todas las madres producen la cantidad exacta de leche que necesitan sus bebés. Es excepcional que una madre no produzca suficiente leche para alimentar a su recién nacido. Cuando una madre nota que tiene poca leche, pueden suceder varias cosas

La posición del bebé o el agarre no es correcta, por eso no vacía bien las mamas y éstas dejan de producir la cantidad de leche que necesita el bebé. En este caso suele haber dolor al mamar o grietas.

 Hay leche suficiente, pero parece que los pechos están “vacíos”: suele ocurrir tras los primeros meses de lactancia, cuando ya no se nota la subida de leche de forma tan brusca. Si el bebé está tranquilo, crece adecuadamente y moja 4-5 pañales diarios, es que está tomando la leche que necesita

Pezón plano o invertido: La forma del pezón no suele representar un problema para la lactancia. La mayoría de los casos de pezones planos se solucionan cuando el bebé empieza a mamar, aunque hace falta un poco de ayuda los primeros días para que se agarre al pecho.

Lo que habrá que cuidar al principio de la lactancia es lo siguiente:

  • Que el bebé abra mucho la boca para coger gran parte de areola, de manera que pueda ir sacando poco a poco el pezón.
  • Hay quienes aconsejan el uso de una pezonera, aunque hay riesgo de dificultades posteriores para que el bebé coja directamente el pecho.
  • A veces puede ser necesario recurrir al sacaleches para vaciar los pechos y después darle la leche al bebé.
  • En algunos casos la lactancia directamente al pecho no es posible. Consulte con un grupo de apoyo a la lactancia.

Rechazo del pecho: Cuando existe un rechazo de un pecho puede deberse a una mala postura o a una dificultad para agarrarse a ese pecho, o bien a que tenga algún dolor (otitis, fractura de clavícula,) o, simplemente, a que prefiera un pecho y no el otro. A veces, después de una mastitis (inflamación de la mama), el bebé rechaza ese pecho. Una vez descartadas las enfermedades o corregida la postura, si persiste el problema, el bebé puede continuar alimentándose sólo con un pecho.

El rechazo de ambos pechos puede ocurrir porque el bebé esté enfermo, o bien debido a algún cambio que le ha molestado y que ha podido pasar desapercibido:

  • Menstruación, embarazo.
  • Cambio en el sabor de la leche: la madre ha ingerido alimentos o bebidas de sabor intenso o a menta.
  • Distracción, ruidos.
  • Cambio de jabón o desodorante de la madre.
  • Tensión materna.
  • Trastorno en la rutina del bebé (cambio de domicilio, cuidador, etc.).
  • Reacción violenta de la madre a un mordisco.
  • Dejarle llorar repetidamente antes de ofrecerle el pecho.
  • Una separación prolongada.

Pezones dolorosos y grietas: las grietas son fisuras que pueden aparecer en el pezón o areola. Aunque son dolorosas su aparición no debe suponer un motivo de abandono de la lactancia. Se evitan y curan con una correcta técnica de postura y agarre.

Conducto obstruido: Los conductos lácteos se obstruyen si la leche no fluye bien. A veces se puede notar un “bulto” en el pecho y causar sensación de dureza, tirantez o dolor. Hay que mejorar la posición, conviene probar diferentes posturas de madre y niño para que se drene el conducto obstruido.

Mastitis: La mujer suele presentar fiebre elevada, con sintomatología gripal y suele afectar a un solo pecho; el diagnóstico debe basarse en la clínica y en la búsqueda del microorganismo causante y administrar tratamiento antibiótico.


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